Anaxágoras, del siglo IV a. de C., proponía que
la materia prima de donde provenían todas las cosas era una amalgama formada
por un número infinito de partículas muy pequeñas. El predominio en un cuerpo
de un tipo determinado de estas partículas era lo que determinaba su
naturaleza. Esta amalgama indiferenciada (caos) era ordenada por el nous
(inteligencia), que no era solo principio de orden, sino también principio de
movimiento.
Vemos en este filósofo la intuición
de un principio de orden y de movimiento de partículas, adelantándose muchos
siglos a los descubrimientos de la ciencia.
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