El empirismo, que se desarrollará en Gran Bretaña a lo largo de los
siglos XVII y XVIII, hará de la experiencia la fuente y el límite de
todos nuestros conocimientos, correspondiéndole a John Locke uno de los
lugares privilegiados entre los defensores de dicha corriente de
pensamiento. No menos importante será su filosofía política que, en
defensa de los ideales políticos de la burguesía, apuesta por la
división de poderes y se considera que sienta las bases teóricas del
liberalismo moderno.
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