sábado, 31 de marzo de 2012

Escepticismo, verdad como camino absoluto

Dentro de la diversidad, estas escuelas fueron consideradas ya en su tiempo transgresoras tanto en su vertiente social como en la filosófica, es decir, tanto por su actitud personal como por su pensamiento y sus ideas y esas son las que nos interesan aquí, nos hemos referido hasta ahora a los estoicos y epicureos. Ahora nombramos a los escépticos.

La tercera gran escuela filosófica helenística es el escepticismo, que dominó la academia platónica en el siglo III a. C.. Su suposición principal es que la verdad no existe o que, de existir, somos incapaces de conocerla. Para ellos, el camino hacia la felicidad pasa por la absoluta suspensión del juicio.
Doctrina epistemológica que pone en duda la posibilidad del conocimiento de la realidad objetiva. Según Hegel, el escepticismo es el momento interior de la verdad, en virtud del cual la conciencia se ve obligada a renunciar a toda verdad finita y parcial para así progresar de forma dialéctica en el camino de lo absoluto, de la totalidad. El escepticismo defendía el hábito de la duda y la necesidad de suspender todo juicio absoluto, como condición para practicar la indagación continua.

A medio camino entre las ideas de Descartes y Hegel se suele situar el llamado escepticismo metódico, propio de la ciencia, que consiste en la actitud de poner en duda todo lo que se presenta a la conciencia natural como verdadero y cierto, para eliminar de este modo todo lo falso y llegar a un saber absolutamente seguro.

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